lunes, 25 de febrero de 2013

Mujer sin más

No, no me siento identificada con el Día de la mujer trabajadora. No creo que sea un día que tengamos que celebrar. Así lo siento yo. Creo que todas, nuestras madres, nuestras abuelas, todas han sido mujeres trabajadoras. Ya sea dentro de casa o fuera de ella. Trabajadoras como trabajadores han sido ellos, nuestros padres, nuestros abuelos. Ya sea dentro o fuera de casa, todos han trabajado para sacar a la familia adelante.
Tampoco me gusta nada esa manía que hay ahora de escribir terminando todas las palabras en femenino y masculino. Por lo menos, tan solo es una moda que se ha instaurado al escribir. Mucho peor sería que además se hablase también realizando las dos terminaciones. Me parece horrible.
Creo que tampoco hay que complicar tanto el asunto. Únicamente debemos conocer la historia. Entender que a lo largo de los siglos han existido tanto hombres como mujeres que han sido relevantes.
Cuanto más nos empeñemos en querer borrar diferencias, más grandes las haremos porque estaremos afirmando que existe una diferencia. Simplemente somos personas y todas, independientemente de nuestro sexo, religión, raza, creencias, nos merecemos todo el respeto.
Ahí comienza la base de la convivencia social. Hay que saber respetar, admitir al resto de personas, ser cívicos y saber ponerse en el lugar del otro. La buena educación es la base de todo. Con ella, sobra lo demás.
A lo largo de la historia han existido injusticias en todos los sentidos. Lo sabemos, lo conocemos. No se pueden repetir los mismos errores.
Yo no quiero ser igual que un hombre, porque no soy un hombre, no puedo sentir como él. No por eso soy mejor ni peor. Simplemente soy una mujer. No me siento más mujer por leer un documento lleno de guiones para que aparezcan obligatoriamente los dos géneros. No me siento más mujer porque me manden flores el 8 de marzo y no me siento más mujer porque la sociedad aplauda que tenga un contrato de trabajo. Mi abuela también fue una mujer trabajadora, seguro que mucho más que yo, aunque no tuvo ningún contrato.

lunes, 18 de febrero de 2013

Hay que luchar

Estamos cansados. Cansados de que nos engañen. El pueblo tiene hambre, hambre de verdad. No sabemos qué es lo que está pasando. Continuamente salen a la palestra noticias de corrupción. Y me da pena. Me da mucha pena que haya personas que, pudiendo hacer el bien para su pueblo, aprovechen los cargos públicos para enriquecerse. Qué más se le puede pedir a la vida. Personas que tienen buenos sueldos, buenos trabajos, que lo tienen todo. Y quieren más, quieren lo que no les pertenece, lo que es del pueblo.
Y el pueblo lo está pasando mal. Tiene hambre de verdad, de soluciones. No tiene fuerzas para seguir tirando del carro cuando hay políticos que siguen culpándose unos a otros mientras su país se hunde. Sí señores, se hunde porque no hay quien lleve el timón.
Los españoles siempre hemos sido luchadores, pero ahora entramos en la apatía. Quizás por miedo, por sueño, por comodidad. No lo sé. Pero esto tiene que cambiar. Noticias sobre desahucios, sobre corrupción, sobre blanqueo, sobre personas que se tiran por la ventana por miedo a ver a sus hijos durmiendo debajo de puente.
Qué hay más duro para unos padres que no tener cómo sacar a sus hijos adelantes, qué hay más duro que querer trabajar y no tener un puesto de trabajo, querer ofrecerle a tu familia una vivienda y ver cómo te la arrebatan. Hay muchas injusticias, tantas que me duele mirarlas, que me duele ver la desolación y las lágrimas de los que sufren. Pero hay que luchar y dejar atrás los miedos. Hay que coger impulso y pelear.
Porque no se puede caer en esto. El pueblo tiene que luchar, exigir a sus dirigentes que luchen, que hagan su trabajo. Y el que sirva y demuestre que sirve para su puesto que trabaje, y lo haga duro. Y el pueblo que siga luchando, trabajando para levantar este país. Un país lleno de vitalidad, luchador, lleno de positivismo. Un país que sabe ganarse el pan. No podemos caer en la miseria porque algunos dirigentes no hayan hecho bien su trabajo. De esta crisis tenemos que salir y saldremos. Trabajar duro y buscar soluciones. Esto es lo que nos toca ahora. 

domingo, 3 de febrero de 2013

Gracias a 'Las Chaconas'

Gracias

Es de bien nacido ser agradecido. Son tantas las personas a las que tenemos que darles las gracias todos los días que no acabaríamos nunca. Una sonrisa responde con otra sonrisa, eso lo he aprendido a lo largo de la vida. Por eso me gusta tanto reírme, a veces incluso de mí misma.
Hoy le doy las gracias a 'Las Chaconas'. Pues quizás se sorprendan, pero se las tengo que dar. Son como una segunda familia. Unas mujeres sencillas, llenas de vitalidad, que allá por donde pasan dejan un ambiente de positivismo y de risas. Qué alegría da cuando te las encuentras por la calle una, dos y tres veces y te saludan todas las veces que te ven.
Pero las gracias van más allá. Y es que mi niño tiene tres abuelas. Sí si, tiene tres abuelas y una de ella lleva el apellido Chacón. Tengo que darle las gracias porque sé que quiere y mima a mi hijo como si fuera su propio nieto.
Siempre están dispuestas a ayudar al prójimo. Y es que son personas llanas, sencillas de las que quedan pocas.
Estamos acostumbrados a vivir en un mundo de apariencias, de envidias, del qué dirán. Pero ellas están alejadas de todo eso. Son mujeres humildes, sencillas y muy trabajadoras. Es lo que les ha tocado vivir. Quizás por eso son así, tan como ellas son.
A una de ellas, de las Chaconas, tengo que darle las gracias en espacial. Ella sabe por qué, o quizás no, porque hacen el bien casi sin darse cuenta. Pues le doy las gracias, porque ha conseguido, a pesar de los pesares, hacer mi vida mucho más sencilla, porque me ha abierto las puertas de su casa, nunca mejor dicho, y porque se adapta a mis circunstancias sin hacer preguntas. Por eso le doy las gracias y espero algún día poder compensarla por todo, porque sé que ella también ha luchado mucho en la vida, como lo hago yo ahora.
Pues eso, que si os encontráis a las Chaconas por la calle, sabed que son ‘pata negra’.
Y a ti, Noelia, que te voy a decir que no sepas, que tengo dos hermanas, una de sangre y otra de vida. Que gracias por ser como eres y por prestarme a tu familia y escucharme tantas tantas veces.